lunes, 9 de marzo de 2009

Lo importante y lo interesante

A la hora de diferenciar entre el producto que se muestra como información en los medios comunicativos, como reflejo de los mismos procesos en el ámbito social, cabe distinguir entre los que son portadores de lo que importa y de los que se encargan de transmitir lo que, podemos decir que de forma predominante, interesa. Y digo de forma predominante porque se trata de una distinción analítica que se entremezcla en la realidad empírica. La diferencia entre ambas sería la cuestión de definir aquellos acontecimientos que cambian los huesos de la estructura del mundo, que estaría en relacion con lo importante, y lo que simplemente es capaz de captar la atención por interés humano.

Ahora veamos. ¿Qué es la llamada telebasura a este respecto? Sería el interés humano llevado a la degeneración. Una vez traspasado la búsqueda de las personas se llega al morbo, al vicio de los mecanismos espontáneos, naturales y útiles para quienes buscan cercanía en las frías noticias de actualidad, donde muchas veces las personas quedan reducidas a datos y las tragedias en sucesos estandarizados.

Hoy he podido ver con claridad un ataque claro de toda mi clase de Estructura de la Comunicación contra la telebasura como mal de los males, como generador de imbecilidad, docilidad y poco más que de la falta de cultura en la sociedad española. ¿Es esta niña bonita de la programación de casi todos los canales públicos de este país merecedor de ser el chivo expiatorio único e intransferible? Yo diría que no. Pero es que todo el mundo parece verlo, por los índices de audiencia, y todo el mundo parece odiarlo. Programas como Gran Hermano, Fama, Salsa Rosa, etc. Y es que es normal que su público se condene al silencio, sino a la cooperación directa con los que odian estos programas, ya que está claro que no aportan nada y son una auténtica pérdida de tiempo. ¿Pero cuál es la alternativa? ¿Los documentales de la 2? La cultura se ha reservado para el mundo de los especialistas, lejos del público generalista de los canales; aburren, distraen como mucho dentro del adormecimiento que causan por lo poco que interesan a tanta y tanta gente. Entre ellos yo.
¿Qué es lo que queremos? Nada. Nos conformamos con lo que tenemos, porque nunca hemos conocido un conocimiento que no sea dificultoso, que sea insoportable hasta el hastío. Para nosotros eso es lo normal, por eso para aprender vemos series costumbristas para todos los públicos, como Los Serrano o da. Y no me digan que está tan mal después de todo.
Imágenes:
La grabación de un documental sobre la naturaleza y una foto de Los Serrano.

4 comentarios:

Ángel-Z dijo...

Entiendo que la diferencia entre la importante y la interesante está fundamentalmente en que lo primero es capaz de remover y transformar en tanto que lo segundo capta el interés del público por reconocerse en ese mundillo que para nada quiere cambiarse. Desde ese punto de vista te digo entonces que sí, que la telebasura o las series como Aida y Los Serrano son escuela de mediocridad; no diré "malas", pero sí perfectamente prescindibles, jajaja.
Quienes vais a trabajar con los medios de comunicación tenéis la obligación profesional de crear algo que no sea pura repetición, consolidación de lo establecido y romper el círculo vicioso de "damos a la audiencia lo que la audiencia demanda". Clarooooo, así andaremos siempre revolcándonos en la misma salsa rosa, en lo cómodo, en lo de siempre; y en el morbo; es decir, en lo de siempre. Y vuelta a empezar.
Lo importante no tiene po qué tener el sello de los documentales de la 2, la invitación a la siesta y el bostezo, la gravedad de la trascendencia; sencillamente debe tener algo de igenio, de creatividad, de ir hacia algo, yo qué sé; no ser la puta mierda que la gente está ya esperando que le metan por los ojos, por la única razón de que se siente el mono de basura que la costumbre ha creado.

Alanthos dijo...

Sabes lo que opino de la telebasura, Carlos. Y no puedo decir, de golpe y porrazo, que tienes razón, que la televisión basura no se lo merece; pero es que yo, personalmente, creo que se lo merece. La única idea que se me ocurre como respuesta a tu reflexión es: ¿es que te gusta a tí, Car?

Evidentemente, no. Me da la impresión, al menos.

Supongo que es un (otro) producto alienante al que nuestros conciudadanos recurren habitualmente para verse liberados de la estupidez y del vacío de sus propias vidas, y de todas esas agradables frases hechas que tanto repiten los demagogos y ciertos idiotas sobre la vida humana en una sociedad como la actual. Vienen a querer decir que, para la vida que tenemos, no merece la pena vivirla, y de ahí que la gente no quiera hacer otra cosa que ver la tele.

Falso. Creo que es falso. Porque, en mi opinión, si tu vida no merece la pena, ¿para qué molestarse en vivir la de otros? En mi opinión, ¿no sería mejor vivir tu propia vida, ocupándote de lo que debes, disfrutando de lo que puedas y viviendo tanto tiempo y tan felizmente como sea posible?

En mi opinión, ¿merece la pena gastar la vida delante de la televisión, sin aprender nada, sin querer nada, sin vivir nada? Todo lo que he visto acerca de estos programas (lo justo para saber que no quiero verlos más, muuu-chas gracias) me indica que no valen más que una buena película, una serie original y de categoría o (sí, por qué no) un buen domental. Como los de la 2. ¿Qué puedo decir? Me gusta divertirme con cosas aburridas. ^^

Bueno, supongo que la audiencia manda... pero no me creo que haya tanta gente capaz de pasar de las cosas interesantes que hay a su alrededor para, sencillamente, abandonarse a la tele viendo algo que, en el mejor de los casos, es, y no pienso bajarme del carro en este punto, basura.

A lo mejor es que soy un intolerante, después de todo. :P


(PD de autocrítica: todo esto lo dice el chaval que se pasa unas quince horas diarias encerrado en casa, estudiando en el ordenador. Tengo que salir más.)

Jeromín dijo...

Vaya, vaya me ha gustado si señor. A mi también me parece curioso que mucha gente critique la telebasura y luego se den los índices de audiencia que se dan.

De todas formas, lo que realmente me interesa destacar, es la perspectiva de la adaptación a la audiencia, es decir, todos los ciudadanos del país no podemos tener un programa las 24 horas del día a nuestro gusto y riesgo contra la salud. Pero pienso que también se debería crear una programación inermedia entre unos programas a otros por ellos recurrimos siempre a esa parte de lo que se nos presenta con la que nos sentimos más identificados.

Esta esta especie de programación selectiva me recuerda a aquellas obras que se escribían hace siglos y siglos de las que el común de la sociedad no podía sacar ni una sola conclusión por su condición de analfabetismo. Es la primera idea que me ha venido a la cabeza.

De todas formas, nos guste o no, esto es lo que hay y es lo que llena muchas de las conversaciones entre amigos o familia.

¡Viva lo castizo! xdd

Anónimo dijo...

Una breve anotación.

Los responsables de la telebasura no son los telespectadores, como nos quieren hacer creer, sino los que realizan, dirigen, y emiten esos programas.

Tú lo has dicho antes, qué queremos! nada, la gente se conforma con todo. No es que se conforme, es que no puede hacer milagros para transformar una parrilla de programación.

La prueba es que apenas se emite un programa de calidad y entretenido, tiene respuesta. La gente sabe distinguir. Pero es más fácil hacer el chorra, darle tonterías y adormecer las mentes para, de paso, adoctrinarlas un poco cuando venga a cuento.

La historia es bien sencilla, a mi juicio. Y ocurre lo mismo con todo. Si hay buenas películas iremos a verlas al cine y si no las hay, acabamos viendo películas malas. Y así con todo.

Bueno, sólo quiero decir éso, que el culpable no es el público, como los periodistas del ramo pretenden demostrar.

Un abrazo, Carlos!

(por cierto, hay que ir con ojo con la catalogación de telebasura... a mí me gusta gran hermano y fama, jeje, lo confieso, fui un fan de big brother, ahora me he borrao, a medias)