martes, 4 de agosto de 2009

Las citas no tienen por qué ser ideas

"Así pues, hablar de política sólo tiene interés si uno se empeña en citar a los clásicos, aunque éstos serían probablemente reacios a que se les mentara en escenarios tan molestos". Toni GARCÍA, EL PAÍS.

Las citas, las notas de ley o autoridad, las pruebas, las menciones al respecto con la excusa de lo que se está diciendo. A eso precisamente nos referimos. No a los dejes y vicios del lenguaje en los que al final acabarían concurriendo las referencias bastardas de los que aluden a estas citas célebres. Y es que, en mi opinión, no hay nada tan cruel como tomar a un Sócrates, un Montesquieu, un Nietszche, un Hegel, un Rawls, para darle la vuelta de la forma más ruin conocida. Tomando frases sacadas de contexto. Así también podemos ser todos y cada uno los ideólogos del nazismo, sólo hay que matizar lo que queríamos decir y en realidad nunca dijimos.

Por estas razones se lanzan algunos teóricos a tachar la igualdad redistributiva como contraria a la libertad, dando por sentado que merece ser defendida de ataques tan numerosos y abyectos como los de Platón o Engels entre otros- el uno definidor del Estado justo y el otro de la desaparición de la explotación del proletariado condenado a la miseria-, cuando no hay nada que nos haga más libres que ser iguales entre nosotros, porque nos da, ni más ni menos, que las mismas oportunidades a cada uno que todos nos merecemos.

Es muy fácil hablar a través de la boca de los demás para parecer sabio e intelectual, y lo expreso, como veis, con una paradoja, puesto que empiezo con una cita textual.
Imagen: El modelo de Hegel que usaron de influencia los hermanos Marx.

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