A la hora de diferenciar entre el producto que se muestra como información en los medios comunicativos, como reflejo de los mismos procesos en el ámbito social, cabe distinguir entre los que son portadores de lo que importa y de los que se encargan de transmitir lo que, podemos decir que de forma predominante, interesa. Y digo de forma predominante porque se trata de una distinción analítica que se entremezcla en la realidad empírica. La diferencia entre ambas sería la cuestión de definir aquellos acontecimientos que cambian los huesos de la estructura del mundo, que estaría en relacion con lo importante, y lo que simplemente es capaz de captar la atención por interés humano.

Hoy he podido ver con claridad un ataque claro de toda mi clase de Estructura de la Comunicación contra la telebasura como mal de los males, como generador de imbecilidad, docilidad y poco más que de la falta de cultura en la sociedad española. ¿Es esta niña bonita de la programación de casi todos los canales públicos de este país merecedor de ser el chivo expiatorio único e intransferible? Yo diría que no. Pero es que todo el mundo parece verlo, por los índices de audiencia, y todo el mundo parece odiarlo. Programas como Gran Hermano, Fama, Salsa Rosa, etc. Y es que es normal que su público se condene al silencio, sino a la cooperación directa con los que odian estos programas, ya que está claro que no aportan nada y son una auténtica pérdida de tiempo. ¿Pero cuál es la alternativa? ¿Los documentales de la 2? La cultura se ha reservado para el mundo de los especialistas, lejos del público generalista de los canales; aburren, distraen como mucho dentro del adormecimiento que causan por lo poco que interesan a tanta y tanta gente. Entre ellos yo.

Imágenes: La grabación de un documental sobre la naturaleza y una foto de Los Serrano.