La inestabilidad ya es sinónimo de la información de estos días que vivimos. La inestabilidad educativa, la inestabilidad económica, la inestabilidad internacional. Y ya no se sabe cuál es de ellas la causa de cada una. Tal vez sea que no vale con inyecciones como la de Bruselas de 200.000 euros. Un dinero que se escapa por la brecha abierta en la economía. Unas cifras en la bolsa que no llaman sino al pánico. Un pánico como el de Afganistán y su sangría constante. Un pánico como el de los raptos de Somalia, como el que azuza en Bombay, y del que tampoco se ha librado Esperanza Aguirre, caminando entre los charcos de sangre de más de un centenar de muertos.
Sin embargo, y con tanto pánico, ante esta tragedia o collage del desaliento. Qué hacen las empresas como Lukoil en expansión. De dónde sacan el dinero. Porque todavía hay dinero. Dinero ficticio que desaparece en la bolsa según el juego de las fluctuaciones.
De todas maneras, no es para alarmarse. Las alarmas son de aquellos que escuchan las crónicas de los sucesos. Que se empecinan en que éste es el tiempo de la crisis, cuando en realidad tan sólo es el tiempo de hablar de ella. Hablemos pues, ya que hay que hablar. Hablemos también del esperado descenso del indicador de hipotecas, o la entraga del reconocimiento a las víctimas del franquismo y la dictadura. Informaciones inocentes que son noticia, aunque no portada.
Por fortuna, siempre nos queda el deporte y la Champions. Si miramos con perspectiva, de hecho, los problemas de unos son las victorias de otros. El problema de los rectores universitarios es la prueba fehaciente de que los jóvenes luchan por su futuro. Y además en medio de un frío invernal, que más bien invita al sedentarismo en el hogar, a la espera de que siga descendiendo el Euribor, en un lugar no muy lejano..
Así es tal como estaba escrito. Hasta con dos puntos al final que no llegan a ser tres.
C.
Imagen: Un niño con el pijama a rayas en la representación de Tres Sombreros de Copa. Me pareció una posición bastante comunicativa por mi parte.